«Estamos perdiendo la capacidad de disfrutar de los momentos importantes.»
Todos en la fotografía miran lo que ocurre a través de la pantalla de sus smartphones. Todos, menos una anciana. En primera fila, en vez de ocupar sus manos con el teléfono, se apoya cómodamente en la valla, mira –sin móvil de por medio– lo que acontece frente a ella… Y sonríe.
La autoría de la imagen pertenece a John Blanding, fotógrafo del Boston Globe, y fue tomada en el fotocall de presentación de la película Black Mass.
En diciembre, otra imagen con un mensaje similar a la de Blanding también levantó polémica sobre el uso (y abuso) de los smartphones: la foto de un grupo de jóvenes mirando sus móviles al lado de un Rembrandt fue blanco de críticas en Twitter.
La de la anciana rodeada de teléfonos tampoco se ha librado. “Por querer conseguir la mejor foto nos perdemos los mejores momentos”, opina un tuitero, mientras otro usuario considera que “es algo cada vez más habitual y triste”. Otros bromean: hay quien defiende que lo que ocurre en la foto es que la anciana se ha quedado sin batería, y otros que está tan contenta sin móvil porque “lleva las Google Glass”.
A pesar de las críticas que tanto esta foto como la de los niños frente al Rembrandt suscitan, la “manía” de inmortalizar todo cuanto se nos pone por delante no es nueva.
Esta imagen muestra al presidente Nixon siendo fotografiado por decenas de jóvenes del servicio de voluntarios American Field Service. Fue tomada en 1969 por Oliver F. Atkins.
En 46 años, parece que la cosa no ha cambiado mucho.
Vía el País